En el otoño como caen las hojas, caerán tus bragas, tu sostén, gotas de whisky en tu piel. Besos en tu cuello con un poco sabor miel, un momento de placer y los pelos se me ponen como la piel de gallina con tan solo pensar en ti o en aquella noche donde la luna nos espiaba, en donde se moría de ganas por estar allí.
Y tus besos en mi espalda dejando una marca atrás, olvidando aquellos cuerpos bañados en espuma, deseo y satisfacción.