Las noches pasaban y aquel mísero hombre, moría poco a poco, se deterioraba, se pudría por fuera, y se pudría por dentro más de lo que estaba antes de este hecho...pasada las horas moría de sed y de las sombras una risa macabra se escuchaba, la locura empezaba, sus delirios lo atormentaban, pobre hombre, que ni las arañas ni las serpientes lo devoraban.
¿Que esperaban los monstruos para acercarse a él?¿ A que muriera por completo o hasta que las alucinaciones lo agobien del todo? Pobre hombre suicida, por quitarse la vida, ha pasado los peores momentos de su vida, su vida se escapa lentamente y el dolor insaciable lo destroza lento y desquiciadamente; Por lo que se ve, está vez su intento si ha servido y nadie ha venido a salvarlo de su terrible destino el cual el ha elegido. Las voces otra vez se vuelven a escuchar, los rostros de las sombras lo vuelven a molestar, pero los monstruos en la oscuridad siguen escondidos, el desespero y el desquicio es tanto, además sabe que no se salvara así que se empieza a golpear contra una roca, hasta que pierde la conciencia.
La hora de lo macabro a empezado, la risa malvada sea calmado y los monstruos de su escondite han saltado, van tras el cuerpo de aquel hombre desdichado que ahora sera asquerosa y brutalmente torturado.
El reloj marcaba las tres, la peor hora para el mientras que le arrancaban las uñas de los piel, y la risa malvada se escuchaba de fondo, mientras unos clavos que amartillaban acompañaba la melodía de los gritos; No sabía si las alucinaciones seguían pero aquellos monstruos eran macabros, sus sonrisas en alto, mientras que sus parpados arrancaban, los gritos en la noche oscura los cuales nadie escuchaban. Él ya está casi muerto, moría de sed hace rato y se estaba deteriorando más rápido, pero los monstruos han tenido compasión y han parado, le han dado agua y lo han alimentado, pero la tortura no ha acabado. Él está desesperado por escapar, pero la sombra de un árbol no lo deja de observar, una voz en su cabeza le ha dicho que su tortura empezara otra vez a las tres sin marcha atrás. La angustia y el desconsuelo se adueñan de el, y peor aún no tiene nadie que se preocupe por él, un tonto perdido, sin un camino, un elegido a morir.
Pobre tonto, regalo su vida a los propios demonios, ahora ellos gozan con su sufrimiento y sus gritos en la madrugada son los que les dan aliento y sacian sus deseos. Sangre en el suelo, felicidad en un rostro, tristeza en el otro y ¡Ahora que empiece la hora de los demonios!, son las tres dice una voz tras de él, es hora de que juguemos, el juego de tu final. Una sombra entra por la puerta y lo mira con una mirada malvada, sus dedos lentamente empiezan a cortar y la melodía noctura vuelve a empezar. Las lagrimas de dolor se deslizan por su cuerpo y el terror se vuelve cada vez más grande, ahora solo quiere morir y nunca volver a despertar.
Ahora si que empieza el horror, la hora más macabra de todas, decía un rostro en la oscuridad, denme la piedra afilada que ya lo voy abrir, la piedra afilada atravesaba la piel mientra los llantos y gritos se escuchaban, volvió a perder la conciencia pero está ves no volvió a despertar, fue decapitado, sus entrañas sacaron, y sus piernas arrancaron. Uno de aquellos monstruos cogió un hilo y una aguja; empezó adornarlo con una cabeza de buey, en sus brazos mutilados coció unos brazos de oso medio podridos y en sus piernas coció unas patas de res. Fue arrastrado por los monstruos a las tres, la hora maldita, y como una estatua en un palo fue colgado, y en concreto un escrito decía"Para aquellos que la vida no valoran, se convertirán en un estatua más en nuestro oscuro jardín".